Recuerdo cuando entré en la tienda el 25 de mayo; y también, cuando pasó junio, del cuento de la lechera que me creé entonces: realista, serio, formal, asustada estaba yo porque no sabía si podría cumplir mis espectativas y pero las he logrado. He pagado las matrículas del curso, me he comprado el portátil (he aprendido a dominar su S.O.), además de una cámera digital (encima esta no estaba ni planeada) y con el dinero que me sobrase de ahorrar el 90% de los sueldos iba a ir a una moto... Pero la moto ya no la quiero, y ahora hay bastante pasta ya en mi cuenta, y la quiero guardar, pero he visto una cosa que me está poniendo tonta. Me lo puedo permitir y la quiero, pero es mucho dinero y me da cosa, porque las vacas flacas pueden venir en cualquier momento y me puedo arrepentir, pero igualmente siempre he querido una de estas, pero a la vez ya tengo muchas chorradas... Soy una pija, soy una consumisa, soy una caprichosa, estoy indecisa y encima ahora tengo todos los métodos posibles p
