La eterna guerra de los desechables
Recuerdo, cuando estaba en el instituto, tuve clases de dibujo técnico y para esas clases necesitabamos tres bolígafos calibrados de diferentes grosores para poder diferenciar las líneas de los ejercicios. Cuando fuimos a comprar el material, mi padre, en lugar de comprar los típicos rotuladores calibrados desechables, compró unos que iban con recargas, porque a la larga saldrían más económicos. Con 14-15 años, esos malditos rotuladores con recarga fueron una maldita pesadilla, especialmente el más fino porque se secaba constantemente y en un intento desesperado de hacer que le saliera la tinta, hasta me cargué la punta. Estos rotuladores, a día de hoy, valen 30 euros de manera individual, 50 en packs de 3 si son los escolares o 70 si buscas algo más específico y ciento-y-tanto si eliges algo más completo. He visto a multitud de gente enganchados a los calibrados desechables, los hay de trillones de marcas, miles de colores, grosores, formas y tamaños, no son muy caros, alrededor de