La bixa.
El miércoles, mientras iba de camino al trabajo, me encontré escondido entre un árbol y el bordillo de la acera un conejo, que ni se movía, ni se quejaba si le tocaban, empapado y en los huesos. Asustada, localicé a la presidenta de mi protectora y le conté lo que pasaba. Volví hacia casa con tupper, bolso, chaquetas, etc y un conejo, lo coloqué como pude en una jaula enana, le puse comida y corriendo a trabajar.
A la vuelta de trabajo, gracias a ayudas varias, conseguí piensos, consejos y todo lo demás y empezó mi aventura con la bolita de pelo. Parecía una hembra así que la llamé bixa y empecé a buscarle casa. La peque resultó no ser tan peque (es una adulta ya bien madura), era una tragona, asustadiza y super cariñosa.
Cada mañana y cada noche devoraba un plato de pienso ante mis narices y otro tranto del siguiente que le rellenaba. El tazón de agua, bajaba con unos lengüetazos que impresionaban (era una aspiradora con lengua) y no hablemos de la escarola, daba gusto verla desaparecer en ese morrito oscuro.
Mientras me duchaba o hacia cualquier cosa en el baño la tenía suelta por ahí y poco a poco me fue pillando confianza, me olía, me pisaba, me miraba y me seguía.
Ayer (sábado, después de tres días y medio), la entregué para que se la llevaran a su nueva dueña. Estuvimos esperando al destino fatal, sentadas en un banco, ella acurrucada en mí y yo rescádola todo el rato.
Es el primer conejo con el que tengo trato y me ha dejado vacía, tres día que ha estado a mi lado, tres días para demostrar lo genial que era. Ahora está en un sitio increíble, super bien cuidada, pero mi vena egoísta me pregunta una y otra vez por qué no me la quedé.
Quiero ser realista, quiero ser consciente que conmigo no estaba bien, mi situación actual no le iba a ayudar mucho, pero me tiene enamorada. Te echaré de menos, bixa escandalosa. Eras un peluche, un peluche rechazado y ya sabes, que tengo una debilidad terrible para este tipo de personalidad.

Recordad: Morded o Seréis Mordidos
A la vuelta de trabajo, gracias a ayudas varias, conseguí piensos, consejos y todo lo demás y empezó mi aventura con la bolita de pelo. Parecía una hembra así que la llamé bixa y empecé a buscarle casa. La peque resultó no ser tan peque (es una adulta ya bien madura), era una tragona, asustadiza y super cariñosa.
Cada mañana y cada noche devoraba un plato de pienso ante mis narices y otro tranto del siguiente que le rellenaba. El tazón de agua, bajaba con unos lengüetazos que impresionaban (era una aspiradora con lengua) y no hablemos de la escarola, daba gusto verla desaparecer en ese morrito oscuro.
Mientras me duchaba o hacia cualquier cosa en el baño la tenía suelta por ahí y poco a poco me fue pillando confianza, me olía, me pisaba, me miraba y me seguía.
Ayer (sábado, después de tres días y medio), la entregué para que se la llevaran a su nueva dueña. Estuvimos esperando al destino fatal, sentadas en un banco, ella acurrucada en mí y yo rescádola todo el rato.
Es el primer conejo con el que tengo trato y me ha dejado vacía, tres día que ha estado a mi lado, tres días para demostrar lo genial que era. Ahora está en un sitio increíble, super bien cuidada, pero mi vena egoísta me pregunta una y otra vez por qué no me la quedé.
Quiero ser realista, quiero ser consciente que conmigo no estaba bien, mi situación actual no le iba a ayudar mucho, pero me tiene enamorada. Te echaré de menos, bixa escandalosa. Eras un peluche, un peluche rechazado y ya sabes, que tengo una debilidad terrible para este tipo de personalidad.
Recordad: Morded o Seréis Mordidos
Comentarios
Además, mis padres no la querían en casa.