El disgusto (II).

Érase que se era, un gato-lámpara muy bonito y hermoso, que después de tres semanas castigado con torturas, encerrado en casa y soportando ese plástico, logró la libertad porque la herida del culo estaba curada. Decidió salir un día, y volvió contento, a la noche se escapó y volvió bien tarde para que mami le abroncara, como consecuencia, al día siguiente se quedó castigado en casa y al tercer día pudo estar fuera todo el día feliz y contento buscando una novia. Al cuarto día el ex-gato-lámpara estaba raro y estaba casero, mami y el resto de los adultos que había por casa sospecharon que le habían dado una paliza y lo dejaron estar. Al quinto día el gato estaba bobito, y después de un odiado baño trimsetral del sexto día, mami descubrió que el ex-gato-lámpara tenía un nuevo agujero ampliado a lametones.

El ex-gato-lámpara, volvió a ser un gato-lámpara dando un disgusto a mami y a todos los adultos, un boquete mucho más pequeño que el anterior, pero igual de toca narices y cabrón. Mami está muy disgutada con el gato-lámpara, porque no puede ser que tarde una semana en volver a ser una puta lámpara. ¿Es que este puto gato no aprendió la lección?



Y lo mejor, la carita de felicidad que pone el cabrón. Sigh.

Recordad: Morded o Seréis Mordidos

    # Escuchando...  Unheilig; This Corrision.