La coleccionista de libros y sus etiquetas.
Realmente no sé cómo empezó la historia, pero sí con qué: los libros de la dragonlance. Había muchos y no tenía ganas de moverme para quitarlas etiquetas, o tal vez el deseo de recordar el precio de cada uno de los libros, me estimuló a empezar mi colección. Yo diría que fue una mezcla de ambas. Las primeras etiquetas, están en línea, pero por culpa de mi pelo la mitad, están desenganchadas, con pelos y yo algo más calva (eso de levantarse y llevarse una etiqueta al trabajo queda muy mal)... ¡Maldita sea! Pues sí la niña no tenía nada mejor que hacer que enganchar las etiquetas de todos los libros que compraba y de las alarmas (ojo, aunque fueran blancas totalmente), para mejorar la vista en la cabecera de la cama. Yo creo que a fin de cuentas, no es ninguna colección absurda y que además, facilita no malgastar mi memoria para saber cuánto, cu...