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Mostrando entradas de julio, 2019

Las cajas automáticas

Una de las muchas ventajas y desventajas de trabajar delante de un centro comercial y por extensión delante de un supermercado, es la posibilidad de salir corriendo a comprar cualquier capricho que se tercie en ese momento. Como quieres ir rápido, una de las opciones que son más atractivas son usar los cajeros automáticos para agilizar la gestión y volver a la oficina. El problema, viene que esos cajeros cada vez van más lentos, las últimas actualizaciones en lugar de mejorar, han ido empeorando el problema. Estas máquinas son muy sencillas, pasas el código de barras y lo dejas en una plataforma donde valida la coherencia con el peso del producto. Una vez has dejado todos los productos, le das a finalizar y te salen los métodos de pago. Todo va muy fluido, hasta el momento que le das a pagar, donde la máquina tarda un rato en procesar el pago y en generar el ticket. En este punto, si no esperas a que se procese el pago y sacas los productos antes de tiempo, la máquina entra en un buc

El chico de la fila

En una de esas escapadas que la ansiedad me obliga a hacer tanto para cambiar el ambiente por un rato de la oficina por el bullicio del centro, como por intentar conseguir algo que intente suavizar esa angustia que se me sube hasta el inicio de la garganta, he acabado comprando un par chuminaduras para tranquilizarme. Una vez en la mano, he ido tranquilamente a hacer cola en los cajeros y me he fijado que delante mío tenía un muchacho que tenía la perfecta combinación de futuro impresentable, tanto en actitud como en presencia. Estaba yo a lo mío, cuando veo que personajillo se me gira y me dirige la palabra, he tenido que enfocar todos mis sentidos porque no acababa de entender qué pasaba. A dos metros de la cola, había un stand con chicles y el chaval me estaba pidiendo permiso para ir a por chicles y no perder la posición de la cola. La verdad, esa sí no me la esperaba, ese chico con una pinta de soy el tío más chulo del planeta, me estaba pidiendo permiso para ir a dar dos pasos

Desmotívate por tu bien

Ayer estuve hablando con una ex-compañera sobre la problemática que tenemos en el trabajo: aprender a trabajar con auténticos incompetentes, que encima son nuestros superiores y/o clientes, y para más guasa, cobran bastante más. Ambas somos personas que nos preocupa que el trabajo salga bien, salga rápido y salga limpio, pero cuando las personas con las quien trabajas no saben ni lo que quieren, ni se molestan en aprender, te encuentras en un bucle de desasosiego y absoluta desesperación. Estuvimos hablando de esa situación y que tienes que aprender a pasar de ello, es decir preocuparte menos de la calidad de tu trabajo, en favor tu salud. La opción es empezar a dejar de lado la sobre esfuerzo dedicado a tus proyectos y dejar de agobiarte porque al resto tampoco le importará. Bueno, tampoco es cierto, les da igual mientras no viene otra persona de más arriba y no les llama la atención, porque cuando eso sucede... ¡Ay madre! Se les acaba el mundo (haberte esforzado antes). Es triste

Ideas a la fuga

Es curioso que cuando estás lejos del ordenador te vienen siempre miles ideas para escribir, para comentar, pero cuando te pones delante de él, la mente se queda en blanco. Supongo que el problema viene a la falta del hábito de ponerme delante del tecleado y habituarme a contar cualquier cosa, no importa ahora si es buena o es mala, lo importante es habituarse a volver a hacerlo. Recordad : Morded o Seréis Mordidos     # Escuchando...   Stream of Pasion; Monster.

Pozo

Tengo un pozo de oscuridad cerca que siempre me amenaza, me recuerda que está ahí. Cuando me alejo de él, me siento tan mal que necesito volver, me llama, me reclama, me recuerda que forma parte de mí, que jamás podré alejarme porque forma parte de mi personalidad. Llevo un par de meses que voy caminando en círculos alejándome poco a poco a él, me siento mal, me siento triste, siento que le traiciono, siento que me traiciono. Sé que eso no está bien, sé que tengo que seguir, pero hay veces que soy incapaz, ¿por qué no quieres alejarte? No lo sé, pero la cosa es que cada vez que veo la posibilidad de respirar aire libre de su influencia, me agobio y necesito volver. Tal vez es el miedo a lo desconocido o simplemente es que no tengo derecho a ahuyentar a mis fantasmas. Sea como sea, acabo volviendo al lado de mi viejo enemigo amigo, para volver a caer en él una y otra vez, y así volver a esa oscuridad que tan bien conozco. Recordad : Morded o Seréis Mordidos     # Escuchando...

Odio los domingos

No sé cuantas veces lo he dicho, ni cuantas veces lo repetiré: odio los domingos, los aborrezco. Mucha gente disfruta de este día de la semana para descansar y desconectar, pero eso ya se hace cuando duermes. El problema viene en la rutina, esa rutina establecida de años que me ata los domingos a los quehaceres domésticos y poco más, una vez termino, empieza el aburrimiento. Tedioso y fatídico aburrimiento... Es el típico día que no tengo ganas de hacer nada, pero el no hacer nada me provoca una sensación muy desagradable de pérdida de tiempo, de no aprovechar el día libre, que se me escapa de mis manos. No quiero ver series o películas, me acabo durmiendo. No quiero leer, no logro concentrarme y me acabo frustrando. No quiero jugar, me acabo agobiando. No hablemos la opción de salir a hacer alguna actividad, porque ya me entra hasta la risa... Si lo piensas con calma, es un pez que se muerde la cola: no haces nada porque no tienes ánimos, pero el hecho de no hacerlo, te desanima aú