Odio los domingos

No sé cuantas veces lo he dicho, ni cuantas veces lo repetiré: odio los domingos, los aborrezco. Mucha gente disfruta de este día de la semana para descansar y desconectar, pero eso ya se hace cuando duermes. El problema viene en la rutina, esa rutina establecida de años que me ata los domingos a los quehaceres domésticos y poco más, una vez termino, empieza el aburrimiento. Tedioso y fatídico aburrimiento...

Es el típico día que no tengo ganas de hacer nada, pero el no hacer nada me provoca una sensación muy desagradable de pérdida de tiempo, de no aprovechar el día libre, que se me escapa de mis manos. No quiero ver series o películas, me acabo durmiendo. No quiero leer, no logro concentrarme y me acabo frustrando. No quiero jugar, me acabo agobiando. No hablemos la opción de salir a hacer alguna actividad, porque ya me entra hasta la risa... Si lo piensas con calma, es un pez que se muerde la cola: no haces nada porque no tienes ánimos, pero el hecho de no hacerlo, te desanima aún más.

Al final, muchas tardes se pasan estando tirada en la cama mirando al infinito con música a toda leche y la imaginación disparada visitando vidas alternativas donde los domingos no son así. Pero mi imaginación, la pobre, no es consciente que mientras sea mi mente la que está en esas vidas alternativas, los domingos seguirán siendo una pesadilla. Seamos realistas: no es mi vida quien ha de cambiar, sino mi forma de actuar.

Bueno, al menos hoy me ha dado por escribir unas líneas...

Recordad: Morded o Seréis Mordidos

    # Escuchando...  Prision of Decay; Chaotica.

Comentarios