Imposibles.
Lo malo de tener un gato con un agujero en la cola-culo-pata, no es que deje restos sangrientos allá donde se siente, ni tampoco que le duela y esté hecho un quejica, ni la campana esa que odia tanto, ni el hecho de por culpa del antibiotico tenga la barriga floja y se ponga perdido cada vez que hace cacotas. No. Lo realmente malo es curarle la dichosa herida, que hace falta una camisa de fuerza para poderlo hacer. El problema, es que llega semana santa, y mis padres se han largado a Egipto, usea, que estoy sola con el gato, sola con la puta herida supurante, sola con esta responsabilidad y sola una vez más. Después del maldito curso que estoy pasando que una de cada cuatro semanas la he pasado literalmente sola, la soledad no me preocupa demasiado, pero el puto gato se ha ido a joder el cuerpo justo cuando vuelvo a estar sola. Esto va a ser una misión imposible, y de angustia que llevo encima por lo del animal y todo eso, voy teniendo ataques de ansiedad cada nada y menos, por suerte,