El falso robo.
Casi acabo de despertarme con la angustia en el pecho, porque me he despertado a medio sueño y lo tengo muy marcado en mi mente, pero sé que ese "marcado" dura bien poco y vengo corriendo a escribirlo para que no se me olvide. Estaba yo en el mercadillo, mirando los restos de unas gangas que vi hace un par de semanas, cuando para mi sorpresa descubro un baulito que tenía yo de pequeña (¿Tenía yo un baulito? Ah, no...), en realidad no era un baulito -la memoria empieza a fallar- es un pequeño joyero negro con estampado dorado o algo así que tenía de peque. Cuando lo abro, empiezan a aparecer cosas (que ni de coña caben ahí) de cuando yo era una moco: álbumes de fotos hechos con mi cámara, una diadema y seguramente algo más que no recuerdo.... Tal es mi sorpresa con el hayazgo, que voy a las gitanas propietarias del puesto, y les pregunto cómo es que tienen eso que se supone que es mío. Tal es la presión que llevo encima, que rompo a llorar ahí mismo formando un drama d