El sobador.
Estaba yo el otro día yendo para las prácticas, cuando me pasó algo curioso, es más lo considero curioso y no estoy cabreada, porque desde la última vez que me pasó hasta ahora las cosas han cambiado y ya no me dan miedo este tipo de gente.
Había salido de la renfe y entré en el metro que tengo que hacer una estación con la L1 de Fabra i Puig hasta Sagrera, para pillar la L5 (Azul) que me llevará a Sants. La L1, es característica por ser una maldita lata de sardinas, y ese día como cualquier otro, has de hacer tripas corazón para entrar y aguantar una maldita parada para volver a respirar. Una vez estaba dentro del metro, me choqué con un hombre que intentó ponerse más cómodo, y bueno, hubo un intercambio de sonrisas de disculpas, y de "dios qué tortura". En ese momento, no caí que estuvera rozando mi mano, seguramente a propósito, pero como estaba encajonada y agarrando la mochila, ni me molesté, ni la pude apartar, ni le di importancia.
Se abren las puertas, y salgo corriendo en Sagrera a por la L5, y poder pillar una buena posición dentro de ese metro. Descubro, que el hombre está corriendo a mi par, mientras intenta hablarme a la vez que noto que intenta meter su mano en mi entrepierna, lo intenta, porque como que medio-corriendo va a lograr algo el idiota. xD
Aumento la velocidad, y haciéndome la tonta ignoro ese intento, mientras veo que el hombre sigue a la par, intentando una y otra vez algo. Suerte que en ese momento, mientras bajamos las escaleras llega un metro y cuando llegamos abajo está a punto de cerrarse. Corro dos puertas más all´ y me aseguro que se queda bien lejos. Una vez dentro del tren, me doy cuenta del tipo de persona que es y veo que me mira de lejos, le ignoro, saco mi libro electrónico y me pongo a leer, porque por mucho que la gente que diga que le hubiera dado una hostia, estoy segura que es algo que les gusta y es lo que buscan: que nos sintamos ofendidas de sus actos. :/
Horas más tarde se lo conté al Pitufo-con-Pelo y no se lo creía, supongo que sus antiguas novias no eran un imán para los bichos raros y los degenerados.
Recordad: Morded o Seréis Mordidos
# Escuchando... Loquillo; El Creyente.
Había salido de la renfe y entré en el metro que tengo que hacer una estación con la L1 de Fabra i Puig hasta Sagrera, para pillar la L5 (Azul) que me llevará a Sants. La L1, es característica por ser una maldita lata de sardinas, y ese día como cualquier otro, has de hacer tripas corazón para entrar y aguantar una maldita parada para volver a respirar. Una vez estaba dentro del metro, me choqué con un hombre que intentó ponerse más cómodo, y bueno, hubo un intercambio de sonrisas de disculpas, y de "dios qué tortura". En ese momento, no caí que estuvera rozando mi mano, seguramente a propósito, pero como estaba encajonada y agarrando la mochila, ni me molesté, ni la pude apartar, ni le di importancia.
Se abren las puertas, y salgo corriendo en Sagrera a por la L5, y poder pillar una buena posición dentro de ese metro. Descubro, que el hombre está corriendo a mi par, mientras intenta hablarme a la vez que noto que intenta meter su mano en mi entrepierna, lo intenta, porque como que medio-corriendo va a lograr algo el idiota. xD
Aumento la velocidad, y haciéndome la tonta ignoro ese intento, mientras veo que el hombre sigue a la par, intentando una y otra vez algo. Suerte que en ese momento, mientras bajamos las escaleras llega un metro y cuando llegamos abajo está a punto de cerrarse. Corro dos puertas más all´ y me aseguro que se queda bien lejos. Una vez dentro del tren, me doy cuenta del tipo de persona que es y veo que me mira de lejos, le ignoro, saco mi libro electrónico y me pongo a leer, porque por mucho que la gente que diga que le hubiera dado una hostia, estoy segura que es algo que les gusta y es lo que buscan: que nos sintamos ofendidas de sus actos. :/
Horas más tarde se lo conté al Pitufo-con-Pelo y no se lo creía, supongo que sus antiguas novias no eran un imán para los bichos raros y los degenerados.
Recordad: Morded o Seréis Mordidos
# Escuchando... Loquillo; El Creyente.
Comentarios
Menos mal que ese transbordo es cortísimo. Llega a ser el de Paseo de Gracia y qué faena...
En un vagón del cercanías totalmente vacío, donde sólo estábamos dos personas, entra un tipo, echa un vistazo y va a sentarse en frente mío, y se pone a frotarse el paquete con una sonrisa estúpida. Me levanté y me fuí cagándome en sus muertos.
Y en otra ocasión otro tipo se puso a hablar conmigo sin más y a ponerme la mano ahí abajo descaradamente. Al principio pensé que había sido un roce casual, pero siguió insistiendo. También me fuí muy cabreado.
Ambos se merecían una hostia, nada de curiosidades.