Mal verano.

Últimamente, llevo más días llorando por las esquinas y sin ser capaz de sonreir que animada y pegando brinquitos de alegría. He sufrido decepciones, chascos, me he llevado malos momentos a la memoria y soy incapaz de olvidarlos, si no tengo un litro de helado en mi mano con trozos de chocolate o cualquier otra cosa ultra-dulce heladera o con sabor a vainilla.

Helados, natillas, flanes, batidos, chocolate, nocilla/nutella.. etc, cualquier mierda es válida para sufrir un subidón de azúcar y que en ese momento me olvide de todo. No es bueno para mí, ni mental ni físicamente, y lo peor de todo es que la mayoría de los dulces los tengo demasiado vistos por culpa de la tienda donde trabajé. Ahora me quedan sólo los más bestias y tiemblo de pensar el día que también los aborrezca... ¿Por qué me dará entonces? ¿Alcohol? ¿Drogas?

Tal vez mi madre tenía razón: seré un alcohólica o drogadicta y no pararé hasta tocar realmente fondo.

Recordad: Morded o Seréis Mordidos

    # Escuchando...  The Morningside; The Shadows Of The Past.