La coleccionista de libros y sus etiquetas.

Realmente no sé cómo empezó la historia, pero sí con qué: los libros de la dragonlance. Había muchos y no tenía ganas de moverme para quitarlas etiquetas, o tal vez el deseo de recordar el precio de cada uno de los libros, me estimuló a empezar mi colección. Yo diría que fue una mezcla de ambas. Las primeras etiquetas, están en línea, pero por culpa de mi pelo la mitad, están desenganchadas, con pelos y yo algo más calva (eso de levantarse y llevarse una etiqueta al trabajo queda muy mal)... ¡Maldita sea!

Pues sí la niña no tenía nada mejor que hacer que enganchar las etiquetas de todos los libros que compraba y de las alarmas (ojo, aunque fueran blancas totalmente), para mejorar la vista en la cabecera de la cama. Yo creo que a fin de cuentas, no es ninguna colección absurda y que además, facilita no malgastar mi memoria para saber cuánto, cuándo y dónde compré cada libro. Es algo muy útil. Y quien diga lo contrario, se nota que no es coleccionista de etiquetas.

Ea.

Recordad: Morded o Seréis Mordidos

    # Escuchando...  Stratovarius; Paradise.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Lo de que se te peguen las etiquetas al pelo no es tan grave, pero...¿no se te han caído nunca los libros a la cabeza?¿puedes dormir tranquila con "eso" ahí "in extremis equilibrium"?

Pd: bonita bombilla nueva.
Zuviëh S.F. ha dicho que…
¿Y quién te ha dicho que no se me ha caído hasta el despertador que antes estaba allí? (los golpes a la cabeza no afectan a tu salud mental, científicamente demostrado).