La absurda crónica de una pseudo-friki aprendiendo a pasarse un videojuego.

Ayer, demostré que mi incapacidad para jugar es terrible, así que he pensando como si no hubiera nada más interesante en mi vida, ir comentando los avances que hago en el Zelda de la Game Boy. Haré como una pequeña sección a pie-de-post cada día que haya algo que contar y así, para los que no tengan ni idea sobre lo que hablo se lo podrán saltar tranquilamente (mira tú lo güena que soy).

Empecemos: no conforme con haber armado la de dios, pues no me di cuenta que la partida estaba configurada con un nombre de Pepi y se encontraba bastante abanzada. Aclarado esto por teléfono, borro una (las tres eran iguales), le pongo un nombre nuevo y empiezo a jugar. El escudo y la espada son míos, ¡y anda que no es divertido ir matando a todo el mundo! Lástima que no pueda rebanarle la cabeza a los perros...

Dudas existenciales:
1. Cómo muevo las piedras.
2. Cómo muevo las calaveras.
3. Cómo abro los baúles.
4. Cómo salto por encima de los agujeros.
5. Cómo arranco los barrotes del templo con 3 escorpiones.
6. ¿Cómo salgo de allí?

Estoy atascada, el tío de la tienda no me deja conseguir el escudo porque no conozco no-se-qué (maldita sea, está en inglés) y la flecha rara es muy cara y me faltan matar aún a muchos bichos.

Seguiré informando. Saludos.

Recordad: Morded o Seréis Mordidos

    # Escuchando...   Parálisis Permanente; Miedo.