Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2019

De idiotas hay en todos los lados

Son las 10.15 y acabo de entrar en la oficina, menos mal que con la cantidad de horas extras que hago me perdonan estas tonterías. Os pongo en situación: en el tren, si no estoy muy cansada, suelo ponerme en una esquina donde no molesto (de pie) y dejo los asientos libres a la gente que más necesita. Normalmente con la espalda apoyada en la puerta, la misma que el otro día casi me tira (sólo se abre en la parada que bajo, sino hay ningún accidente). Resulta que una señora, para mí una imbécil, ha decidido ponerse justo a mi lado. No sólo ha invadido mi espacio personal sino que encima se puesto de tal manera a agarrar la barra que había justo al lado que prácticamente me clavaba el codo en el ojo. No suficiente con eso, cuando cerca mío se ha quedado un puesto libre ha ido para allá, sin evitarme, por lo tanto se ha chocado completamente conmigo (yo estaba apoyada en una puerta, no podía retroceder mas). ¿Acaba ahí? ¡No! Resulta que la dos bajábamos en la misma parada, así que, t

Cuik

Anoche cuando me llamaron es una de las pocas veces que me pillaron dormida, normalmente me despierto o estoy semi-dormida cuando suena el móvil, así que me llevé un susto de cojones. Estaba tumbada en la cama cagándome en todo cuando empecé a oír un ruido que no reconocí: cuik cuik cuik... Miro alrededor buscando algo que hiciera ese ruido y no había nada, mi reloj de sobremesa es digital. Era yo la que hacía el ruido, creo que he escuchado mi corazón. Aunque la verdad no lo he entendido, debería buscar un traductor, ¿no crees? Cuik cuik cuik cuik... Hoy me duele un poco el pecho, creo que anoche se metió una juerga importante el tío... Cuik cuik cuik cuik cuik.... Recordad : Morded o Seréis Mordidos     # Escuchando...   Funambulista & Antonio Orozco; Quiero Que Vuelvas

De bruces con la realidad

Hace cosa de unas semanas, apareció una persona en mi vida con la cual empezamos un juego muy raro, totalmente indefinido que a los dos nos estaba bien. La diferencia horaria, social, educativa y de edad, más allá de ser un problema, resultó ser un soplo de aire fresco a una rutina totalmente enquistada y asfixiante. Poco a poco, con la tontería que nos llevábamos, fue pillando importancia y logrando atravesar esas capas de auto-protección que vas creando con el paso de los años. Tanta esa confianza, que ha logrado llegar a rozar las capas internas. Justo en ese momento, apareció un comentario estúpido, algo sin importancia que hizo alejarme de esa calidez de la complicidad ganada y esconderme otra vez en las sombras rodeándome de una maraña de espinas para evitar que se vuelvan a acercar. Triste es, pero no permito que ni familia, ni amigos, ni conocidos la pueden atravesar. De golpe, otra vez esa sensación de vulnerabilidad, que te ahoga hasta dejarte sin respirar. El cabreo fue in

Sebastian

La habitación estaba en penumbra, la luz traspasaba la cortina de color marfil, con unos motivos florales que ya no eran de esta época, eran bonitos pero mucha gente opinaría que ya habían pasado de moda. En un lateral, había una butaca que antiguamente había sido negra, aunque en estos momentos tenía un color negruzco gastado del paso del tiempo, parecía haber tenido una extensa y pacífica vida: pudo disfrutar de la compañía de un aficionado a la lectura compartiendo sus aventuras. Junto a la butaca, se encontraba una pequeña mesita llena de agujeros provocados por la carcoma, se notaba que había sido un mueble tratado con cariño que ahora el paso del tiempo, el olvido había hecho sus estragos. En la pared de enfrente, una librería con un sinfín de tomos de todo tipo de encuadernaciones, colores y tamaños, todos usados, todos cuidados y todos olvidados. En la pared, se podía ver un cuadro pintado a mano de un matrimonio de mediana edad que miraban al observador con cariño, la postura